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Victoria Guerrero

La vida de Desi Arnaz Jr. vuelve a ser el centro de atención

By Luisa Yanez, El Gran Debate, Editorial Board member


Desi Arnaz Jr., o Desiderio Alberto Arnaz II, murió hace 35 años. Aún así, la historia de su vida vuelve a ser el centro de atención gracias al lanzamiento navideño de “Being the Ricardos, la historia de una semana en la vida de Lucy y Desi con Nicole Kidman y Javier Bardem en el papel de la pareja. A partir de 1951, cuando estrenó I Love Lucy” en la televisión, Arnaz se convirtió en el cubano favorito de Estados Unidos y el mundo. Interpretó a Ricky Ricardo con un simbolismo estereotipado, un tocador de bongos que hablaba con un acento marcado. Tenía una esposa estadounidense que siempre estaba tramando.

I Love Lucy se mostró en 72 países y Desi fue nuestro representante. Y no era solo el marido de Lucille Ball. También se convirtió en el jefe de Desilu Productions y contribuyó a los primeros días de la televisión. Tenemos que agradecerle la innovación de la sesión de televisión con tres cámaras, y también podemos culparlo por los reruns. Pero como compatriota cubana, siempre he tenido un pequeño desencanto con Desi.

Me pregunto ¿por qué tuvo tan poco que ver con Miami, donde vivían más de un millón de cubanos? A lo largo de su fama, y una vez que dejó Miami en 1938, rara vez volvió a ser una voz para la comunidad de exiliados cubanos aquí.

Desi se aseguró de ser asociado con Cuba, pero no tanto con Miami. No sé por qué lo hizo, y tal vez simplemente se fue a Hollywood y comenzó una vida nueva. No regresó a Miami a lo grande hasta 1982, cuando llegó a la ciudad para servir como el primer Rey del Carnaval del festival de la Calle Ocho. Para entonces, tenía 65 años. Sí, he leído artículos de cómo odiaba a Fidel Castro y quería ver a una Cuba libre y cómo contribuyó de forma anónima para ayudar a pagarle a Cuba por la liberación de los exiliados capturados durante la invasión de Bahía de Cochinos en el 1961. Pero no nos enteramos de su generosidad hasta el 2004.


Arnaz había llegado a Miami en 1934 cuando era un teenager, mucho antes de que Castro se apoderara de la isla. Su padre era el alcalde de Santiago, pero escapo a Miami después de la caída del presidente Gerardo Machado. En sus cinco años en Miami, Desi asistió una escuela secundaria católica privada. La dirección de la familia en Miami era 27 NW 10th Ave., pero hoy no hay una placa que lo indique. Desi tuvo varios trabajos hasta que al fin lo contrataron en clubs de Miami Beach y comenzó la moda de la rumba que lo llevaron a Nueva York, Hollywood (el de California) y a Lucille Ball.

Pero para mí, nunca fue “Desi de La Pequeña Habana.” Simplemente, nunca se alineó públicamente con la política cubana de Miami, a pesar de que fue un republicano de toda la vida como muchos exiliados. Otros artistas han hecho lo mismo. Pero en una de sus últimas apariciones en televisión, Desi dio un golpe velado a la Cuba de Castro.

Se produjo en 1983 en el programa de David Letterman, tres años antes de su muerte. Esa noche Desi no pudo haber sido más cubanaso. Llevaba un parche de Cuba en el bolsillo de la chaqueta que le había presentado durante el carnaval de Miami, fumaba un tabaco cubano y se levantó y cantó una canción vieja de Irving Berlin: “Te Veo en Cuba”.

Va así: “Cuba, donde todo es feliz. Cuba, donde todo es alegre. ¿Por qué no planeas un viaje maravilloso a La Habana? “Después de cantar la canción, Desi tuvo algo que decir: ”Esperamos que pronto otra vez podamos todos gritar de alegría. ¿Por qué no planeamos un viaje a La Habana? “

Prueba que Desi y los exiliados cubanos de Miami sí compartían un sueño. Por mi parte, solamente por las puertas que abrió para todos los cubanos con su gracia y talento, “I Love Desi”.

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